Marbeldin - La tierra de picos no nevados

Marbeldin - La tierra de picos no nevados by jProgr

Marbeldin - La tierra de picos no nevados.

Dicen que la única manera de llegar a Marbeldin es por medio del mar, aunque los únicos que han puesto pie en aquella tierra han perdido sus barcos. Marbeldin es una tierra de planicies y picos elevados. La tierra te recibe por sus aguas, violentas pero no tormentosas, por sus playas peligrosas repletas de piedras, corrientes de agua impredecibles, vientos capaces de voltear incluso el más grande galeón y, por las noches, lluvias sino imperdonables, ciertamente constantes. Aquellos valientes que han puesto rumbo a Marbeldin cuentan que en las noches, cerca de aquellos mares, llueve, llueve sin parar, sin arreciar ciertamente, pero sin aquella calma que le permite a uno dormir en medio del agua.

Después de la peligrosa bienvenida, se encuentran las planicies de Marbeldin. Verde desde los pies enfundados en piel de oveja de uno hasta el horizonte. El viento es suave y aparece arremolinarse, causando espirales en los pastizales. Pequeñas espirales que parecen hablarle a aquellos viajeros que logran colocar pie en Marbeldin. Puede uno caminar y caminar, perderse en aquella puerta que parece forma el azul del cielo con los pastizales. O puede tenerse suerte y divisar uno de los picos no nevados de esta tierra. Interrumpen el cielo, se elevan con rapidez y casi intrépidos parecen cortar las nubes. Pero su altura parece traicionar toda percepción natural: no se puede detectar ni un ápice de nieve en ellos. Es casi como si la temperatura en las faldas de un pico de Marbeldin, fuera exactamente igual que en su punto más alto. Aquellos picos, tan esporádicos, parecieran ser trazados más por el capricho de la magia que por la naturaleza y el tiempo. Es como si en una época anterior, mucho antes de los registros, mucho antes de los recuerdos, mucho antes de la misma concepción de la historia, un gigante, más grande que los más grandes, caminase debajo de aquella tierra y, con una lanza digna de su tamaño, apuñalara el corazón de Marbeldin y con cada estocada girase la empuñadura. Solo para retirar la lanza y repetir el proceso unos gigantes pasos más adelante.

Este es Marbeldin. Una tierra hermosa que ha deleitado a unos cuantos que se han atrevido enfrentar sus mares. Algunos dicen que en aquel lugar parece no haber nada más que la tranquilidad del viento por el día y el fresco y relajante aroma de los pastizales por la noche. Hay otros que dicen que Marbedin es solo una entrada, una distracción, y que realmente aquella tierra conecta a una civilización que nunca ha tenido contacto con el exterior.

Computer graphics: JWildfire, Photoshop. 151214.

Notas


Published: 200629