Es una molestia existir. Primero te tienes que crear a ti mismo porque no hay nadie que te eche la mano. Luego, tienes que verter el tiempo y las dimensiones a todo tu alrededor y cuidar que las partículas se lleven bien. Si eso no fuera suficiente, luego te tienes que aburrir esperando a que las galaxias comiencen a hacer lo suyo. Lo peor de todo es que ya que te estableciste en el vecindario, tienes que cuidar que no se te derramen las galaxias mientras estas siguen creciendo y hacen su propia vida. Ah, y vida, esa cosa que solo da dolores de cabeza. Si no usas preservativo puedes terminar desarrollando humanitos. Y esos, esos son unas cositas súper minúsculas pero tan problemáticas como las galaxias. Primero, tienes que cuidar que no se maten entre ellos, segundo tienes que mantenerte al tanto de sus modas y sus costumbres y lo que consideran genial para que no conozcan todo sobre ti. Y tercero, por si esos malagradecidos no dieran suficiente trabajo, tienes que cuidar que no destruyan uno o dos planetas.
Aunque, eventualmente tienes que dejar volar a tus humanitos. Esos pequeñines no pueden estar por siempre existiendo. Así que haces pum, y su sistema planetario desaparece con ellos. Pero no te preocupes, eres vasto, y si quieres humanitos de nuevo, puedes tenerlos en cualquier otra zona. Más tarde, cuando hayas crecido y te des cuenta que te estás volviendo viejo y decrépito más y más rápido, te darás cuenta que esas cositas con sus manitas repletas de pólvora y armas de destrucción masiva te hacían pasar un buen rato.